domingo, 3 de octubre de 2010

esas palabras


Cuanto quisiera poder decir las palabras que para mí se han vuelto una frase prohibida, salir de mis miedos y gritar a la sociedad lo que cada noche susurro en el viento esperando que de alguna manera llegue a tus oídos. No temo a la sociedad que siempre interpreta las cosas de manera negativa, temo que no me correspondas; o peor que íntimamente me correspondas pero temas lo que la sociedad pueda pensar, y me rechaces.
Son pocas las palabras que quiero decir, decirlas con su verdadero significado; ese significado que ya nadie parece recordar. Pero no me atrevo a pronunciar esas palabras que tanto temor pueden despertar en ti, esas palabras que de verdad creo que nunca ha dicho; o por lo menos de manera sincera: TE AMO. No de la manera como piensas, no soy ese tipo de personas. No es que te desee tener, que quiera eso que piensas contigo; es sólo que tengo desde siempre una frustación y quiero que me ayudes a superarla. En realidad lo que quiero pedirte, esa frase que me parece prohibida es que quiero que me consideres un hermano y me dejes adoptarte como a un hermanito, decirte otouto y que me digas niisama.
Eres a quien quisiera de verdad en mi vida, pero no puedo tenerte de la manera que quiero. Es la paradoja de la situación, que sé que en realidad lo que quiero es que seas mio para poderte dejar partir a tu destino con una bendición. Que juntos inventemos los recuerdos de lo que jamás existió y que esas palabras que ahora temo pronunciar se vuelvan algo cotidiano, que nos digamos uno al otro como hermanos, como familia que quisimos ser. Que seas lo que siempre quise tener, y que por razones del destino desde que tengo uso de consciencia sé que era imposible que lo tuviera de la manera convencional; y créeme que es algo que un niño de dos años no debería entender.

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