viernes, 13 de febrero de 2009

caminante no hay destino...


Es como andar en un largo puente, rodeado de gente que no hace sino quejarse de las condiciones que los rodean… es triste ver como sólo se quejan del clima por que les da calor tener puesto el suéter, mientras que el de al lado se queja de que hace mucho frío para andar en franelilla. No sólo es el que se quejan de todo lo que tienen alrededor y no te dejan pasar por el puente y disfrutar del paisaje, del suave arrullo del río bajo tus pies y de en fin la vida que transitas.
Por eso es que digo “caminante no hay destino, sólo un camino que andar”, no hay una meta que puedas ver, la vista te la tapa el carajo que te insultó por sugerir que se quitara el suéter que le da tanto calor y se lo entregue al que tiene al lado quejándose que el clima le parece muy frío. No puedes salir del puente de tu vida, pues el río te va a arrastrar lejos de todo. Es difícil que al intentar pasar a esta gente colgándote de la baranda y avanzar así, son capaces de golpearte las manos para que caigas.
Aunque debo confesar que en más de una ocasión me ha provocado saltar del puente y arriesgarme con el río, sé que lo más probable es que ese salto sea mi muerte pero tal vez la muerte traiga paz a mi mente. Cuando no ves un destino al que llegar y el camino no te dejan disfrutarlo es mejor salir del camino a veces, aunque como también es cierto se puede siempre hacer como el poema y formar tu propio camino “paso a paso, verso a verso”.
La respuesta tal vez justamente ahí, en aprender a hacer lo que otros han logrado y volar sobre estas situaciones, sólo que no sé desplegar las alas. Supongo que siempre puedo aprender de ver el vuelo de los pájaros y de los insectos por igual mientras descubro en cual categoría debo entrar.

1 comentario:

Alejandro Pravia dijo...

Sinceramente el mundo está echa de inconformidades ¿no? (quiero decir, el mundo humano)

Saludos! DTB!