miércoles, 15 de octubre de 2008

circuito diario: una ladilla eterna


No es tanto lo que estoy pidiendo, sólo que no todos los días sean una rutina. Que si busco hacer algo distinto, no tenga el mismo triste resultado; ese resultado que termina por deprimirme. Es que no importa cuanto uno intente cambiarlo, lo único constate es la queja de los demás a tus oídos cuando intentas hacer algo para solucionar tus problemas. Saber que no importa si les explicas a tu familia la verdad, ellos no te van a creer y van a pensar es que mientes por lo tanto no eres digno de confianza.

Es un hecho, tengo entendido que lo probaron varios grupos de jóvenes en experimentos improvisados, tus padres siempre están dispuestos a pensar lo peor de uno. Si tienes puesto algo de música y dices que están reunidos haciendo un trabajo, no te creen; pero tengan la broma en silencio y digan que están fumando mariguana y les van a llegar a la casa a decirles: “orina aquí” para hacerte la prueba.

Pero el día a día de esa manera se vuelve una rutina, el saber que estas condenado a llegar a casa y mentir de lo que piensas y haces; así por lo menos te ahorras los reproches por un tiempo, y total si de igual manera no confían en ti para que preocuparse por decirles la verdad si no la van a creer o te van a regañar por ella sin razón.

Luego de decir lo que tengas que decir, escuchar lo malo que es ser ellos; todo el mundo busca contarte lo malo que la pasan ellos y sinceramente no están pendientes de que tú estas peor. Es más siempre tus problemas son pequeñeces, los de ellos si son problemas reales, así que deberías estar feliz. Si todos tenemos problemas que nos parecen graves es por algo, y con pocas excepciones no son peores sus problemas a los míos, y los que tienen esos problemas que me parecen de verdad terribles se quejan menos.

Pero bueno le venia era a hablar de que quiero salir de esta terrible rutina, el eterno ritual de sobrevivir a la existencia que nos toca a veces llevar. Del levantarte a un trabajo o una universidad que aburre en muchas ocasiones, especialmente la universidad el no trabajo no aburre en realidad, salir de ahí a comer y luego hacer una tarea carente de sentido que te mandan a hacer por ocio, luego ver si logras cuadrar con alguien para salir, salir sólo ya que nadie quiere acompañarte, y finalmente llegar a la casa a cenar y dormir, luego iniciar el ciclo de nuevo.

En fin, si alguien quiere ayudarme a romper rutinas lo acepto, total ya me regañan por los compañeros de universidad que tengo y por tratarlos.

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