Hoy me siento como un niño, un niño que sabiendo que no puede lograr ver lo que quiere por ser muy pequeño pide ayuda al papá para que lo cargue. Hoy quiero pedirle a alguien que me lleve en sus hombros, que me ayude a alcanzar esa altura a la que no puedo alcanzar solo. Quiero ser capaz de decir: llévame en tus hombros.
Eso es lo que quisiera poder hacer, pero durante tanto tiempo estuve en la soledad que ya no recuerdo como pedir ayuda. Durante tanto tiempo conocí el lado más maligno del ser humano y ahora me cuesta verlo como un amigo. Por eso es que no sé como decirte que me ayudes a llegar, como pedirte que me lleves a mi destino en tu espalda como una vez lo hiciste cuando la amistad nos unía.
Cárgame en tu espalda, juguemos una vez más a los caballitos y así recuerdo lo que una vez tuve: la inocencia de pensar que podía confiar en las personas que me rodean. Esas palabras y ese gesto que tan en juego hacíamos de niños ahora me cuesta mucho hacerlo, el confiar en alguien que puede ser mi amigo y el pedir ayuda es algo imposible APRA mí a veces.
Claro que tengo personas a las que considero amigos, pero a la mayoría de las personas las tengo en mi entorno como sujetos de un experimento y bajo constantes pruebas.
Pero en este momento quiero ser capaz de cómo un niño pedir que me lleven en su espalda como caballitos. Así que amigo mió, juguemos a ser niños de nuevo y llévame en tu espalda.
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