En estos días he estado conversando con diversas personas sobre un mismo tema básicamente, el éxito, la fama y la fortuna. Todos tenemos el potencial de alcanzar uno de ellos, el éxito. Pues los otros dos no dependen sino de la suerte, sí de la suerte pues no dependen de uno sino de lo que te pase sin que tú puedas intervenir realmente.
La suerte determina en realidad si te alcanzas la fama, pues puedes tener el talento y el potencial de ser una gran estrella; pero no tener los contactos para despegar o te puede pasar que le den el contrato a alguien más bonito y manejable pero sin talento. La fama no es algo que se deba buscar, es un obstáculo más en la vida realmente.
La fortuna es como lo explica tan claramente la canción “oh, fortuna” del Camina Burana, la fortuna es como la luna siempre cambiante, un día va en ascenso y al siguiente en descenso. Y en su ruleta estamos condenados a que a pesar del éxito podamos perderlo todo, pero sí por lo menos tenemos de base el éxito, y el conocimiento para alcanzarlo de nuevo podemos seguir en pie.
Ahora lo más complicado es el éxito, ese extraño sentimiento y el reconocimiento que lo componen son algo difícil de lograr. El éxito es algo tan evasivo, tan duro de alcanzar porque no se logar como piensan muchos en base al conocimiento aprendimos de los medios tradicionales de enseñanza. El éxito se logra con una sola cosa: terquedad. Solamente quien es terco resiste lo suficiente como para alcanzar una meta que se plantee, pues cuando algo importa para uno siempre habrán una cantidad increíble de obstáculos y de gente que buscaran hacer que todo sea más difícil.
La inteligencia que se tenga, eso que muchos llaman el potencial y el talento, no sirven de nada en el mundo real; nada de eso sirve sin una gran cantidad de empeño y el ser terco en que vas a conseguir tus metas sin importar cuantas veces tengas que pelear contra el mundo, las personas y los dioses que hay en él, y en algunos casos hasta contra las reglas de la física y la realidad.
Una de las grandes conclusiones que llegue a ver con las conversaciones es que las personas temen en la mayoría de los el estrellarse y por eso no se permiten despegar para volar. Algunos de los casos más patéticos que he visto son los que tienen el mayor potencial para lograr las cosas, pero el miedo hace que hasta alejen a quienes vuelan y quieren ayudarles a despegar. Casi siempre usan la misma frase a parte: “Tú vuelas muy alto para mí, por eso debemos separarnos para que yo no te detenga”.
Pero bueno, no podemos obligarlos a hacer lo que no quieren. Ahora la prueba de que el ser terco te ayuda más que nada soy yo mismo, soy una persona que no se puede concentrar, olvidadiza, fea, con peos mentales, y con la peor de las suertes (siempre me pasan cosas casi imposibles para que se me dificulte todo); y sin embargo por ser tan terco en buscar las cosas he logrado tantas cosas hasta el momento.
Así que ya saben busquen sus metas con terquedad, no dependan del conociendo, el potencial o las cosas que normalmente nos dicen que debemos tener para ser exitosos sólo sean tercos. Las demás cosas se pueden tener y puede que ayuden pero lo único importante es ser incapaz de rendirse
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