La frase suena a chiste de la política actual: “Putas al poder… los hijos fallaron.”; sin embargo, es cierto que deberíamos darle el chance a una puta de ser presidenta. La explicación de esto es muy sencilla, un gobierno tiene como deber ser el satisfacer las necesidades de un pueblo al que se debe como gobernante; el negocio de una prostituta es el satisfacer a los hombres en las necesidades con que llegan a su lado, y estas no siempre son de índole sexual.
La función última del gobierno es traer felicidad a su pueblo, las prostitutas se encargan de dar felicidad a algunos de los ciudadanos.
Hasta ahora siempre hemos pensado en poner a un carajo que hable bonito pero no sepa de satisfacer lo que la gente necesita, la puta tiene experiencia satisfaciendo necesidades; esa es la gobernante perfecta y yo las próximas elecciones quisiera ver una puta lanzarse al ruedo político para ver si al fin tenemos alguien que gobierne pensando en las necesidades del otro.
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