Llegas tarde, a verdad por un momento pensé que te habías arrepentido de llamarme- ni siquiera se volteó cuando llegó José, le hablo de espaldas mientras tomaba algo de vino tinto- aunque claro, dudo que dejes pasar la oportunidad de ver como alguien vence la muerte. Pocos podrían con la tentación, además sé que te sientes culpable todavía de la muerte de Darío.
No te pude avisar que Verónica se estaba tardando, pero con respecto a sentir culpa por el accidente… creo que ya la superé, él me dijo que no fue mi culpa y me explicó el porque debía pasar lo que paso. Sin embargo, quiero verlo caminando entre nosotros de nuevo.- respondió José mientras se sentaba en la mesa del restaurante.
Si bien la primera reunión fue en un lugar de lo más sencillo, la segunda se dio en uno de los sitios más costosos de la isla margariteña. Según lo explico Carlos Raúl, en la primera ocasión lo iba a pagar un muchacho pero ahora pagaba él que ya no es humano y el dinero no le importa; sólo el placer.
Los otros 6 invitados se fueron sentando en la mesa, eran 4 muchachos de entre 18 y 24 años, el hermano de Darío, Leonardo, y una muchacha, Verónica quien fue la que más cerca estuvo del cuerpo agonizante de Darío.
Les pidió que ordenaran la comida sin pensar en los precios, él pagaba en esa ocasión y quería que sus próximos socios se sintieran cómodos mientras hablaban de levantar a los muertos. Carlos siempre había directo con las cosas, y aunque siempre hablo de poderes sobrenaturales nadie le había creído hasta la prueba que le dio a José.
Se sirvió un poco más de vino tinto francés, disfrutó del aroma de la copa que tenia en la mano y les dijo que ya que había alguien de la misma sangre que la persona a contactar para darles una prueba, iba a hacer algo mas corpóreo para que pudieran disfrutarlo todos; pero lo haría después de la cena.
Una vez que todos cenaron, pagó la cuenta y les dijo que se formaran en un círculo en la playa cercana; allí les daría una sorpresa. Cuando se formaron en el círculo, le pidió a Leonardo una gota de su sangre; cuando la tuvo en su mano recitó los 70 nombres prohibidos y una llama violeta surgió en su mano. Lanzó la llama a la arena donde creció hasta tener el tamaño suficiente para que una persona se parase dentro, y dentro de ella estaba Darío.
Verónica cayó de rodillas llorando, Leonardo corrió a intentar abrazar a su hermano; el resto no podía creer lo que sus ojos les mostraban, tenia frente a ellos a un muerto quien les estaba hablando. Verónica se fue de rodillas a pedirle perdón, a Darío.
-No había nada que pudieras hacer, no te perdono por no haber algo que perdonar. Sé cuanto me quisiste también, más que mi novia me quisiste.- le contesto desde las llamas el fantasma de Darío.
La verdad es que es sólo una muestra lo que les voy a dar, así que finite encantoriem- con estas palabras extinguió Carlos las llamas y devolvió el espíritu de Darío al mundo de los muertos- si quieren hablar más con él traigan 7 varones dispuestos a todo para pagar por la vida de su amigo cuando este la luna llena.
Les lanzó un celular, y se despidió diciendo que si querían llamarlo ahí estaba el número. Vieron como se fue caminando por la calle hasta que la oscuridad lo envolvió por completo y ya no les fue posible verlo más.
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