viernes, 4 de julio de 2008

pensamientos en el diario 1

Un día como pocos, donde las cosas se mostraron de una manera extraña. Por un lado recordé lo más triste de estos días de ver los amigos graduarse: que no puedo hacerlo todavía por una materia que en realidad sentí que para pasarla perdí calidad, y me lo dijo también un amigo de El Nacional, y que esas pocas personas del grupo que de verdad quiero se van muy pronto no las voy a ver en mucho tiempo.

Por el otro lado pude ver algo de verdad inusual en la universidad donde estoy, los compañeros de clases se organizaron para pedir algo a escuela, hasta firmaron una carta. La verdad es que sólo había ocurrido en una ocasión anterior, y eso fue para sacar a una persona que a parte de dar la materia de una manera asesina, insultaba a los alumnos (y a sus madres). Espero que no se acobarden ahora y decidan no entregar la carta en ningún momento, ya que dijeron que la entregan después de que se hagan las reparaciones de materias pendientes.

Pero bueno, por lo menos sé que si el profesor se entera de la cuestión antes de tiempo, hay una frase que es su propio argumento para que se dé cuenta que no se puede molestar sino que se debe sentir orgulloso de que nos arriesgamos a hacer algo, aun sabiendo que posiblemente lo único que vamos a lograr es que se moleste con nosotros y posiblemente tome represarías (algo que no creo que pase de todos modos).

Lo único que tenemos que decirle es: “El culillo ya no corre tan libre entre nosotros”, eso debe arrancarle o una sonrisa o un sentimiento de orgullo de que sea así.

Pero nada de lo que pasa actualmente quita de mi mente el mal sabor de saber que tengo que ver 8 materias, terminar tesis, hacer servicio comunistario y soportarme a dos personas que me parecen los mayores desperdicios del mundo... una de esas personas me da clases, y no la soporto desde el primer momento que la vi; ahora me toca verla de nuevo y sé que va a ser una tortura el verle la cara.

Como sé que por lo menos tu esposo me lee, te mando un saludo querida maestra; ¿sabes que los olores de las personas cambien con el ánimo? y los más fáciles de distinguir son decepción e hipocresía. Ese día que me viste tan inmutable mientras me decías las razones para rasparme cargabas ambos aromas en tu piel, por eso no te deje disfrutar de mi tristeza… no lo niegues desde hace como un año me di cuenta que eres una pèrsona muy sádica.

Bueno por ahora dejo a la gente, o mejor dicho dejo de aburrirlos, y me dedico a analizar como explicarle a mi madre muchas de las cosas que debo decirle sobre la universidad; por lo menos parece que ya en mi casa de Puerto Ordaz entendieron que no puedo controlar ciertas cosas y que por esas cosas me salen mal mis planes la mayoría de las veces.

1 comentario:

Alejandro Pravia dijo...

Ummmm... yo tengo que reparar 4 materias en el liceo, no sé si me graduaré :) y soy feliz jajajaja xD

Dios te bendiga!