-Sé cuanto lo extrañan, para mi él no significa mucho; pero para ustedes fue un gran amigo. ¿Qué me ofreces si te demuestro que puedo traerlo de vuelta?, no me gusta perder tiempo dorando la píldora, por eso te lo pregunto de una vez.
Se quedó mirando en las ojos verdes de su interlocutor mientras tomaba un sorbo de cerveza, disfrutaba de la cara de estupefacción de quien fuera en otro tiempo uno de sus amigos. Estaban en una mesa de una tasca en la isla de margarita, muchas cosas habían cambiado pero “la taguarita” no mostraba el mejor cambio, en ese mismo sitio de hecho le habían ofrecido dos años antes el mostrarle las puertas del poder.
Miro hacia su derecha donde estaba el espectro que siempre le acompañaba desde la iniciación, desde ese día que había dejado de tener sentimientos y tenía suficiente poder para lograr lo que ofrecía.
José se río al principio de la idea de lo que estaba proponiéndole, le dijo: “verga chamo, estas más borracho de lo que pensé”; pero luego se dio cuenta por la manera como lo veía que no era broma ni efecto del alcohol. De verdad le estaba ofreciendo el revivir a una persona, aunque sabia que el precio era seguramente muy alto. Una vez que comprendió que era en serio, se dio cuenta de lo que esa posibilidad significaba para él.
Los ojos de José se humedecieron una vez que pensó en poder ver de nuevo a Darío, en cambiar esas imágenes de la última vez que se vieron y la sensación de que debió ser él quien muriese ese día. Carlos Raúl, se sonrió y mientras prendía un cigarro le dijo que por lo que veía entendía al fin lo que le estaba proponiendo, y le ofreció una prueba.
-Verga marisco, si logras siquiera que hable con él una ultima vez creo que hasta te doy el culo- dijo José, mientras miraba la cara de satisfacción de Carlos.
Esa es justo lo que había pensado como prueba de que puedo llegar a traerlo de vuelta, para mí el hacer que hables con él es un juego. Con respecto al pago, aunque tentadora tu oferta no me interesa ese pago. Por ahora me conformo con que te encargues de los gastos de la noche.
Dicho eso sacó si fiel navaja del bolsillo, una navaja corta negra, y se hizo una pequeña cortada en el pulgar. Mientras iba trazando un pentaculo en la mesa, le explicaba a José que para abrir las puertas de los mundos se necesita algo de sangre; generalmente una gota o dos, pero en el ritual de resurrección se necesita un tanto más.
Cuando termino de trazar los símbolos, coloco la mano en el centro y empezó a murmurar unas palabras que José no logro entender. Hizo un movimiento como de que iba a levantar la mano, pero se detuvo un momento antes de levantarla y le advirtió a José que no gritara y que disimulara lo que estaba pasando que no todos pueden saber que estaba hablando con un muerto. Después levantó la mano revelando que debajo estaba la cara de Darío, la mesa se había convertido en una ventana al mundo de los muertos.
Carlos le dijo que le daba un momento para hablar a solas con Darío pero que no mucho, quería que algunas cosas faltaran para cuando lo reviviera. Le advirtió que la ventana se cerraría en 15 minutos, que lo llamara cuando tuviera al menos 7 personas interesadas en revivir al chamo, y que dieran casi cualquier cosa por lograrlo. Total a eso es que lo había llamado para negociar ese trabajo, se paro y se fue a comprar algunas cosas en rattan.